El lío de Jeanette Núñez provoca tormenta en el Miami cubano
Jeanette Marie Núñez, de 50 años, nació en Miami. Sus padres nacieron en Cuba, ella no. Esa misma mujer de Miami, ahora vicegobernadora Núñez, metió la pata recientemente en una estación de radio de la ciudad. Se le preguntó sobre la ola de inmigrantes que llegan a Florida desde Cuba y dijo que la administración del gobernador Ron DeSantis adoptaría una línea dura y agregó: «Es por eso que el gobernador ha trabajado con la legislatura, fin de obtener fondos para asegurarse… de que las personas que vienen ilegalmente… no se queden aquí con los brazos cruzados, pensando en lo que serán capaces de hacer. … Vamos a enviar a esas personas, francamente, a Delaware, el estado natal del presidente”.
Muchos en la comunidad cubana de Miami se sintieron insultados. ¿Cómo se atreve? La vicegobernadora, al darse cuenta de su error, comenzó a tambalearse en sus comentarios y también culpó a los demócratas por la difamación política antes de las primarias de esta semana.
Cuando escuché esto, me recordó comentarios similares hechos en Miami a lo largo de los años. Uno que me vino a la mente de inmediato fue el del exmánager de los Miami Marlins, Ozzie Guillén, suspendido cinco juegos durante la temporada de béisbol de 2012, luego de que le dijera a la revista Time que amaba a Fidel Castro. Agregó que respetaba al líder cubano porque había logrado mantenerse con vida durante décadas a pesar de que a muchos les hubiera gustado verlo muerto.
Pudiéramos argumentar que a Guillén se le negó su derecho de la Primera Enmienda a expresarse como mejor le parezca, pero ese no es el caso aquí. Guillén, un venezolano que vivía en Miami en ese momento, debería haber sabido el costo de mencionar a Castro con entusiasmo en esta ciudad. No había duda de que cualquier comentario positivo sobre Fidel Castro provocaría inmediatamente una tormenta de fuego. Y asi fue: le costó su trabajo con los Miami Marlins a este mánager ganador de la Serie Mundial con los Medias Blancas de Chicago.
Entonces, en el caso de la vicegobernadora, me pregunté si es simplemente tonta o si ha caído bajo el hechizo del gobernador DeSantis, quien, como el político de más alto rango de Florida, ha demostrado tendencias fascistas y un total desprecio por la democracia. Opto por pensar que son ambas cosas. Núñez no parece ser la política más brillante, pero se nota que también está enamorada de lo que representa el gobernador.
Incluso el exalcalde de Miami Manny Díaz, quien es cubanoamericano y preside el Partido Demócrata de Florida, pidió a Núñez que se distancie de la retórica de DeSantis sobre los inmigrantes. Durante una conferencia de prensa esta semana, Díaz dijo: “Conozco a la Vicegobernador Núñez desde hace décadas. Esta no es la Jeanette Núñez que conocí”.
No estoy muy seguro de lo que el ex alcalde estaba tratando de decir, pero demuestra que Núñez se siente parte de ese grupo de estadounidenses MAGA que no se detendrán ante nada para hacer de este país lo que solía ser: blanco europeo con una economía basada en el abuso y la explotación de los desafortunados para impulsarlo.
Lo que Jeanette Nuñez todavía no se da cuenta es que algún día, esta mujer nacida en Miami y que aparentemente se siente empoderada trabajando para DeSantis, podría ser arrojada en esos mismos autobuses que transportan inmigrantes a otros lugares. Y para ese momento, es posible que los campamentos no estén destinados a la diversión de verano.
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