
EL MOMENTO PRECISO
Hace cierto tiempo se produjo en las redes un interesante e inteligente intercambio entre foristas sobre cuál era el MOMENTO –en referencia al histórico– para los cambios en el país. El tema era motivante y lo seguimos, sin participar en el intercambio, como un ejercicio de meditación y análisis colectivo
En política el MOMENTO preciso sucede como en la alineación de los astros: ambiente nacional e internacional propicio, programa sensato, contar con suficiente apoyo popular y una dirección decidida a la promoción de los cambios y en su implementación.
Esa conjunción estuvo alrededor de 2008. Recordamos cuando el entonces Presidente, General de Ejército y Primer Secretario del PCC Raúl Castro, expresó aquella famosa frase de “Estamos al borde del precipicio” y puntualizando que no venía a desmontar el socialismo, anunció un programa integral. El proyecto, después desglosado y difundido, anunciaba reformas sustanciales y detallaba por sectores e instituciones la cifra de personas que irían dejando sus centros de trabajo. La cifra alcanzaba al millón de trabajadores, que no quedarían en la calle, para recibirlos estaba la apertura de Cooperativas y de trabajos por cuenta propia (TCP), etc.
Vale la pena recordar que los rostros de ciudades y persona cambiaron de la preocupación a la esperanza.
El proyecto anunciado tuvo impacto internacional y también en el mundo empresarial, de negocios y en el de las finanzas. ¿Puede aislarse de este contexto la renegociación de la deuda con el Club de Paris (2015), calificada de espectacular por algunos especialistas? ¿O los diálogos con EE. UU. y la reapertura de su embajada? ¿O la visita del presidente Obama?
Pero el proyecto fue frenado y hasta acogotado. En fin, el camino para entrarle en profundidad a la estructura económica del país, desatar las fuerzas productivas y resolver problemas que veníamos arrastrando por años, quedó truncado. El MOMENTO, pasó.
El panorama internacional cambió desfavorablemente. El ascenso de Donald Trump a la presidencia de los de EE.UU, arreció el cerco imperial a Cuba como nunca antes. Entonces se hicieron más evidentes las crisis que arrastrábamos, como la energética –que ahora nos golpea con dureza— y lo mismo para casi cualquier sector que miremos. País en crisis y situación internacional tensa, especialmente a partir de la guerra de Rusia-Ucrania.
Desde hace rato, ahora, hoy, la sociedad cubana muestra otro rostro, apetencias y necesidades y disgusto y más. Unos intuyen, otros perciben y otros más analizan que no hay tiempo para dilaciones y que las aperturas son impostergables a pesar de que el MOMENTO preciso pasó. La sociedad cubana actual es otra.
El anuncio de ayer hecho por las autoridades de Comercio exterior e interior motivan dos o tres preguntas.
- ¿Motivará la actual situación económica y financiera la inversión extranjera de importantes empresarios?
- ¿Qué garantías brindamos cuando Cuba es un país endeudado, incluso con algunas de las empresas ya establecidas y que pueden estar entre los designados para importar/exportar?
- La crisis energética que agobia a centros de producción y de servicio, ¿tiene solución en el corto plazo? ¿No es acaso clave a la hora de analizar inversiones en el terreno?
Las aperturas a cuenta gota muestran que los decisores políticos abren un tantico porque no logran el consenso suficiente, o debido a estar obligados por las circunstancias. Cualquiera de ambas parece circunscrita a pura respuesta táctica, aunque lo anunciado incida en temas de gran calado.
Abrir “alguito” acompañado por un controlador de controles. Vaya… en la economía existen mecanismos de regulación.
La madurez de un proceso socialista no se define por su capacidad de controlarlo todo, sino por la capacidad que muestra para interactuar con todos los factores de la sociedad. Y lo más interesante: la vida demuestra la existencia de procesos que lo han realizado y gozan de buena salud económica.
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