
Como ven comienzo por lo que debería ser mi conclusión. Me explico: Benjamin Ziff, diplomático de carrera, oficialmente Encargado de Negocios de la embajada de los EE.UU en La Habana, es el nuevo jefe de dicha sede. Ziff, según todos los reportes, es un experto en temas migratorios y en calidad de tal se ha desempeñado coordinando un grupo de tareas sobre migración para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado. Tiene experiencia de trabajo en Centroamérica (de cuya oficina fue subdirector), región por la que han transitado y transitan miles hacia la frontera con la Unión Americana. Entre los caminantes por “el corredor centroamericano”, la cifra de cubanos va por miles y miles y tanto que el New York Times de mayo 3 2022 publicaba: “Desde octubre —el inicio del año fiscal 2022 del gobierno federal— han llegado a la frontera sur de Estados Unidos casi 79.000 cubanos, más que en los dos años anteriores juntos, según las cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza”. Actualmente esa cifra queda chiquita. Ya supera los 100 mil.
Obviamente, la migración cubana irregular es importante para Washington por lo que caminando por las teclas, nos acercamos a la llevada y traída Cumbre de Las Américas, celebrada en junio de este año en Los Ángeles, California. Las posibilidades de que la Isla fuese invitada eran prácticamente nulas o muy pocas por lo que Washington precisaba buscarle un espacio. ¿Por qué?
Para todos los periodistas y analistas, profesionales o amateurs, hay un punto en el que coinciden: el tema migratorio, que es de Seguridad Nacional para los EE.UU, era, en su concepción y fue en sus finales, clave. Tan así que antes de la Cumbre, en el mes de abril se produjo la reunión en Washington DC; entre el viceministro cubano de Exteriores, Carlos Fernández de Cossío y Emily Mendrala, subsecretaria adjunta de Estado del Buró de Asuntos del Hemisferio Occidental. A los resultados de este encuentro se le llamó flexibilización, pero, a ojo alerta, todas y cada una de las flexibilidades tienen por objetivo disminuir la avidez migratoria de los cubanos. Recordemos entre ellas: la de retomar la política de 20 mil visas anuales que equivale a flujo migratorio ordenado, aumentar el número de vuelos y destinos a la isla y permitir remesas prácticamente sin límites. La provisión de moneda dura a las familias facilita que estas puedan adquirir bienes y servicios, intentando así bajar las presiones migratorias, dada la crisis económica que vive Cuba. Curioso: Precisamente entre enero y abril (mes del encuentro entre ambos diplomáticos), la cifra de cubanos llegados a la frontera sur de EE.UU era 93 248, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU.
De los temas medulares de la confrontación Washington con La Habana, nada ha sido alterado. O más bien sí: un aumento de presión hacia el gobierno de la Isla al vincularla más fuertemente con el tráfico de personas, además de mantenerla en la lista de países patrocinadores del terrorismo, condición esta que tiene consecuencias económicas y comerciales.
Para mi queda claro que el nombramiento del experto Ziff, a quien no le faltan otras experiencias de otra índole, como las de haber estado en dos países claves de nuestra región: Venezuela y Colombia –nada desdeñable ninguna de ellas—estará centrado en la aplicación de los magros acuerdos anunciados en abril. Ponerlos a funcionar y observar su impacto en la crisis que vive la sociedad y la economía cubana.
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