¿Verde o roja?

Aurelio Pedroso

Para tener una idea lo más cercana posible al momento en que vivimos desde la Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio- Isla de la Juventud incluida-, no estaría del todo mal hacer también una aproximación a la botánica y que el día a día no nos adormezca las entendederas.

Para ello se requiere de mucha calma y tranquilidad al observar los diversos colores de la hoja de la yagruma o de una variedad de begonia que en su caso adquiere por igual un verde olivo intenso que un rojo casi obispo en reverso e inverso.

Entonces estaremos frente a ese antiquísimo dilema del gusano y el pájaro cuando discutían el color de la hoja sin llegar a un acuerdo definitivo por estar aferrados a un solo punto de vista.

Y es que la conclusión no puede ser otra que, según se mire, así será la apreciación. Agregaría algo más a tono con las difíciles circunstancias. Lo dicho por aquel filósofo de cada cual piensa de acuerdo como vive.

Como que no pocos cubanos nos cobijamos a una sola idea, propensos con frecuencia a ver las cosas en blanco y negro, ha llegado la hora de contemplarlas en su conjunto y reconocer que la razón puede ser compartida con un mismo fin: el bienestar de una nación a pesar de un cruel empecinamiento gringo que observa con atención cómo nos desgastamos en si son verdes o rojas. O como aquella sabia fábula de si son galgos o podencos.

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