
¿Vidente esa señora?
Una vecina, con más de medio siglo conviviendo en el mismo edificio, me acaba de entregar un manuscrito en extremo interesante y conmovedor.
Lo firmó y escribió una señora a la sazón con 74 años de edad que, a pesar de un bachillerato a cuestas, optó por ser ama de casa y madre de dos hijos varones.
Una vida consagrada a la familia en la que no faltaron momentos de tensión y angustia como esos de ocultar en su casa no pocas armas durante la etapa insurreccional y luego, más tarde, las guerras en El Escambray, Girón, la incertidumbre por la salud de sus hijos en conflagraciones más allá del suelo patrio.
Transcurridos esos episodios bélicos allá por los 70s del siglo pasado le faltaron fuerzas para recuperar la salud mental que, aunque nunca llegó a la categoría psiquiátrica o psicológica, le hicieron fuerte mella en su espíritu siempre emprendedor y alegre.
Era su costumbre entonces escribir notas a los vecinos, familiares y hasta algún alto cargo en los niveles superiores del gobierno.
Fue así como tomó bolígrafo y papel para dejar por sentado nombre, apellidos y suscribir:
“ Hoy día 27 de julio del 2000, tiene la opinión muy personal (a lo mejor coinciden algunos conmigo) q. pronto vamos a pasar por situaciones muy pero que muy difíciles solo voy a referirme a los (famosos apagones) lo demás se sabrá con el tiempo, a esperar…….”.
Esa señora, que murió a los 79 años, a poco menos de quince días del fallecimiento de su esposo, era mi madre. No está en las alturas celestiales. La tengo a mi lado, advirtiéndome de peligros y sinsabores.