LA HABANA. Ya el tema ha dejado de ser novedad noticiosa, para tomar el mismo camino de unos cuantos años atrás: el mango como metáfora y al mismo tiempo una maldita realidad que se repite en cada temporada.
La fruta, en plena maduración y poco accesible a las mayorías. La madre naturaleza cumple con nosotros y le pagamos con un alto grado de traición, dejándola podrir en árboles, almacenes y estantes.
De momento, a 40-50 pesos la libra. Un poco más adelante, cuando alcance su mayor presencia en árboles que no precisan prácticamente de atención cultural alguna, veremos cuánto debemos pagar por tres o cuatro de ellos.
La de nunca acabar. El cuento de la buena pipa o las tajadas de mango del más allá.
Episodio que los más vulgares en el habla tendrán su frase de ocasión. También, los más educados, quienes, nunca mejor dicho, exclamarán a los cuatro vientos: “¡Le zumba el mango!
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