Cuenta Gabriel García Márquez en su magistral Cien años de soledad, que el gitano Melquíades llegó a Macondo con un catalejo, sentó a una mujer de su tribu, muy hermosa probablemente, en las afueras de la aldea y comenzó a cobrar cinco reales por el uso del instrumento para entonces manifestar, siempre con espíritu didáctico:
-La ciencia ha eliminado las distancias. Dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin moverse de su casa.
Embajador y sabio al mismo tiempo, promotor de los adelantos científicos y aquellos que estaban por llegar, al gran amigo del coronel Aureliano Buendía, poco le faltó por llevar la internet a ese caserío perdido en la ciénaga e impartir las necesarias advertencias en el uso de las redes sociales, tal vez con uno de esos argumentos tan peculiares de que ellas no eran para atrapar peces, sino para liberar los pensamientos y que tal nombre debía ser sustituido en un cónclave de sabios de todos los continentes.
Con notables altas y bajas, como rumiando en calma desesperante, los datos móviles están jugando a las escondidas con los usuarios, no tanto así el Nauta Hogar. Obvia la razón, uno puede tomar la calle y el otro se limita a la vivienda.
Esto, a mi modesto juicio, ha sido incorrecto. Llevado al campo de batalla tradicional es como que el enemigo te dispare con obuses de 122 mm y tu no hagas uso de los tuyos y ordenes que el personal vaya a refugio. Y lo suscribe quien como soldado es sobreviviente de tres guerras.
Mientras tanto, el presidente Joe Biden está escenificando un juego de malabares digno del gran Cirque du Soleil. En el aire, incrementar personal en la embajada habanera, replantearse el tema remesas, estudiar (¿otra vez?) las doscientas y tantas sanciones impuestas por míster Trump, y para poner la tapa al pomo, el posible uso de unos globos para distribuir gratuitamente la internet a todos los cubanos.
Tiempos difíciles, peligrosos y pandémicos donde una mala decisión lejos de mejorar, lo empeoraría todo venga de donde venga. Idéntico a una guerra. Me lo aseguraría el gitano.
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