
Bernie: El principio del fin
MIAMI. La aplastante derrota de Bernie Sanders a manos de Hillary Clinton en las primarias de Carolina del Sur señala el final de su noble búsqueda para convertirse, como declara el título de su libro, en “un extraño en la Casa Blanca”.
Digo esto con mucha tristeza y dolor, por varias razones. Una, las primarias de Carolina del Sur mostraron que la política sigue siendo un juego de lealtades más que de ideología. Hillary Clinton tiene la lealtad del núcleo más duro de electores en el Partido Demócrata –afronorteamericanos–, a pesar del hecho de que las políticas de Sanders beneficiarían más a la mayoría de los negros que las de Hillary. Sanders también tiene un historial impecable en derechos civiles, incluyendo el haber sido arrestado en 1960 por protestar contra la segregación. Ha dicho lo que había que decir y ha hecho lo que había que hacer.

No importa. A lo largo de los años, Hillary ha construido un formidable conjunto de alianzas con líderes negros y tiene verdadero atractivo para los negros de base, tanto debido a su propio activismo como por su asociación con Bill Clinton, a quien la novelista y Premio Nobel Toni Morrison llamó una vez nuestro primer presidente negro.
Hillary Clinton también tiene un gran atractivo dentro de la comunidad latina, otra base electoral, y fuertes alianzas con sus líderes. Por su parte, Sanders es un producto desconocido entre los latinos –Vermont es un mundo completamente diferente de California, Nuevo México y del resto de los mexicano-norteamericanos del interior. Y Hillary ha sido inteligente en devolver duramente el golpe a Donald Trump por sus insultos contra los inmigrantes y los mexicanos.
El apoyo latino a Clinton es sólido. De hecho, durante la campaña de 2008 entre Clinton y Obama, encontré a mi pesar que la mayoría de los chicanos progresistas con los que trabajé en un proyecto de investigación preferían a Hillary sobre Obama. Y Bernie, a diferencia de Obama, no es una persona de color.
Lea: Un poco de rojo
La segunda razón por la que Hillary va a ganar la nominación es que muchos demócratas quieren desesperadamente nominar a alguien que pueda vencer a Donald Trump, Ted Cruz o Marco Rubio. Ellos sienten que Clinton es esa persona. Pueden prever que Sanders –que se autoidentifica como un socialista democrático– será calumniado descaradamente y tildado de rojo por los republicanos. El fango lanzado contra John Kerry –un condecorado veterano de guerra– en 2004 sería poco en comparación, incluso superior a la denigración de Barack Obama.
En tercer lugar, la acusación de comunista que los republicanos seguramente desplegarían contra Sanders resonaría entre los electores y asustaría a muchos de ellos, en especial a los demócratas más antiguos que aún tienen mentalidad de Guerra Fría. No importa que lo que Sanders está proponiendo no es más radical que lo que se practicó en Europa, desde Gran Bretaña a Escandinavia, incluyendo a Alemania, durante la Guerra Fría y hasta cierto grado en el día de hoy. Sin embargo, Sanders será presentado como el segundo advenimiento de Mao, y algunas personas van a creerse eso, a pesar de que Bernie es más reformista que revolucionario.
Lea: Sanders, socialista que busca rescatar a EE.UU. “de la clase multimillonaria”
Escribo todo esto con dolor y tristeza. Sanders es justamente lo que Estados Unidos necesita para comenzar a liberarse de la plutocracia y de los delirios de dominación global. Voy a votar por él en las primarias de la Florida para enviar un mensaje a Hillary. Y confieso que tengo cierta debilidad en mi corazón por Bernie, pero no por Hillary.
Pero como dijo a nuestra clase un viejo profesor de postgrado, dedicarse a la sociología, lo cual incluye la enseñanza, la investigación y escribir, requiere un corazón cálido y una mente fría. Esta columna la escribe mi mente fría, no mi cálido corazón. Espero que en este caso esté siendo obcecado, en lugar de mantener la mente fría. Pero no creo que ese sea el caso.

Sin embargo, si mi pronóstico demostrara ser certero, sería crucial que los demócratas, incluyendo a los partidarios progresistas de Sanders, como yo, nos unamos para apoyar a Hillary Clinton. No hace falta decir que eso es mucho más preferible que cualquiera de los candidatos republicanos. Pero el hecho es que, mientras que ella no tendrá que enfrentarse a acusaciones de comunista, como lo haría Sanders, los republicanos ya han comenzado a vilipendiar a Clinton, a medida que anticipan que será elegida presidenta.
El senador Lindsey Graham, de Carolina del Sur, que pasa por moderado en el Partido Republicano, calificó recientemente a Clinton como “la mujer más deshonesta en Estados Unidos”. ¿En serio? Clinton puede ser camaleónica, pero sin pensarlo mucho puedo mencionar a decenas de mujeres en este país que han sido realmente deshonestas, provocando la pérdida de muchas vidas. Veamos el caso de la ex secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Ella, que invocó el espectro de una nube de hongo nuclear si no íbamos a la guerra con Iraq, ayudó a la administración de George W. Bush a asustar a los norteamericanos para que apoyaran una guerra ilegal, sangrienta y ruinosamente costosa. Por otra parte, ¿qué tiene que ver el género con todo eso? El número de hombres deshonestos en Washington o Wall Street deja pequeña la lista femenina.
Hablando de Irak, para muchos demócratas, incluido yo mismo, el hecho de que Clinton votó a favor de la guerra, mientras que Sanders se opuso es una de las principales razones para que votar por Clinton en noviembre sería una píldora difícil de tragar. Sin embargo, la razón mayor es que si Clinton gana la nominación demostraría una vez más el poder de los intereses creados para bloquear los cambios fundamentales que necesita este país.
Obama intentó y no pudo lograr algunos de esos cambios. Clinton ya ha dicho que es una progresista “que quiere que las cosas se logren”. Traducción: Ni siquiera va a tratar de hacer los cambios sistémicos que Obama quería lograr y Sanders ha prometido. Más bien, ella trabajaría dentro de los estrechos límites que tolerarían la plutocracia y el complejo militar-industrial. Sin embargo, cualquier alternativa republicana a Clinton sería demasiado horrible como para pensar en quedarse en casa cuando llegue noviembre.
Traducción de Germán Piniella para Progreso Semanal
Progreso Semanal/ Weekly autoriza la reproducción total o parcial de los artículos de nuestros periodistas siempre y cuando se identifique la fuente y el autor.