Un avión que no voló para una TV que nadie vio – ¡cancelado!
MIAMI.- El pasado lunes 7 de julio se reveló que el “Avión de la Televisión Cubana”, financiado por los contribuyentes, fue cancelado en abril, según la agencia EFE. Antes de que un informe de la oficina del Inspector General del Departamento de Estado revelara el hecho, no se había dicho ni una palabra por parte de sus promotores más importantes. La verdad es que estos promotores tienen aún que pronunciarse al respecto.
Tal como se reportó, el gobierno norteamericano había cancelado oficialmente en la primavera los vuelos de Aero Martí, un aparato turbo-propulsado comprado en el 2006, para ser usado como plataforma emisora de señales hacia Cuba con el fin de transmitir Radio y TV Martí.
La programación para las transmisiones a Cuba en este 2014 requirió un presupuesto de 27 millones de dólares.
¿Cuál sería el problema con Radio y TV Martí? Cuba, al amparo de su soberanía, ha bloqueado con facilidad las señales día tras día asegurando así la inutilidad de tal programación. Los cubanos en la isla la denominan “la TV que no se ve”.
El proyecto de Aero Martí fue clausurado de manera definitiva en abril, tras haber permanecido pendiente durante año y medio debido a la escasez de fondos que provocara una medida del congreso que congeló el presupuesto en enero del pasado año, dijo la Cuba Broadcasting Office según reporte de EFE.
La Junta Gobernativa de Transmisiones, a inicios del 2013, insistió en suspender Aero Martí dada su ineficacia así como por la falta de financiamiento por parte del congreso.
Pero una coalición de legisladores cubanoamericanos de la Florida se empeñó en protegerlo de los cortes presupuestarios por parte de Washington. Encabezando tal empeño se encontraban los representantes Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, junto a los senadores Marco Rubio y Robert Menéndez.
La situación se hizo tan conflictiva que el avión, para complacer a dichos compatriotas, fue puesto a buen recaudo a un costo, para el contribuyente, de 80 000 dólares anuales. Así que podría decirse que lograron conservar el avión aunque este, sencillamente, nunca volvió a volar.
¿No sería el caso de preguntarles adónde fue a parar todo ese dinero?
A estas alturas, las preguntas que habría que dirigir a nuestros ilustres congresistas cubanoamericanos podrían incluir las siguientes:
1. Miami-Dade se encuentra en una precaria situación debido a una crítica reducción presupuestaria. En vez de despilfarrar dinero en un proyecto que NUNCA ha funcionado y tiempo en un avión que no voló, ¿no deberían haberse esforzado en atraer fondos para mejorar la vigilancia policial en las calles de Miami-Dade?
2. Radio y TV Martí están aún vivas y coleando. Ahora que no cuentan con el avión que se suponía transmitiera sus señales hacia Cuba, ¿no debería esta programación ser cancelada con el fin de ahorrarle a los contribuyentes norteamericanos varios millones de dólares anuales?
3. La programación de Cuba Broadcasting para el presente 2014 contó con un presupuesto de 27 millones de dólares. ¿A dónde ha ido a parar este dinero así como el de años anteriores?
El Miami Herald, por ejemplo, suele preciarse de investigar a políticos corruptos o, al menos, a aquellos que parecen estar despilfarrando nuestras contribuciones ciudadanas.
¿No será hora de hacerles ciertas preguntas a estos legisladores –quienes parecen tener carta blanca en aquellos que se consideran asuntos cruciales relacionados con Cuba y que han mantenido a flote, durante demasiado tiempo, estos ineficientes programas?
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