La sociedad Abakuá: un secreto compartido

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La sociedad Abakuá en Cuba tiene algo más de un siglo y medio de existencia. Desde sus orígenes han predominado sobre ella leyendas negras utilizadas para criminalizar a sus miembros y ratificar formas de racismo y discriminación. Hoy, el conjunto simbólico que constituye el Abakuá está en la calle desbordando los Juegos, con sus códigos, solidaridades, lenguajes, bailes y liturgias, diseminados como nunca, convertido ya en un hecho cultural y religioso cotidiano, a la par de otras expresiones religiosas de origen africano en Cuba.

Ramón Torres Zayas autor de libros como Relación barrio-juego Abakuá en la ciudad de La Habana; La Sociedad Abakuá y su influencia en el arte y La Sociedad Abakuá; y El estigma de la criminalidad (como coautor), es una voz autorizada para dar testimonio de esta realidad cubana que tiene un apreciable impacto público fundamentalmente en los barrios de La Habana y Matanzas.

Ramón Torres Zayas durante la presentación de su libro Relación barrio-juego Abakuá en la ciudad de La Habana, editado por la Fundación Fernando Ortiz.
Ramón Torres Zayas durante la presentación de su libro Relación barrio-juego Abakuá en la ciudad de La Habana, editado por la Fundación Fernando Ortiz.

Zayas, investigador, periodista y Master en Comunicación y en Antropología, es además practicante activo del Abakuá. Su membresía fue iniciada en un juego de Arroyo Naranjo (Efí Embemoró) y en la actualidad ha adquirido la jerarquía de Ekueñón en el juego Efí Obane Mañón Metara. En esta dualidad, no común, se desenvuelve como investigador, y jefe de redacción de la revista Somos Jóvenes; y en su condición de Abakuá, como vicepresidente del Consejo Provincial Abakuá de La Habana.

Ramón Torres Zayas: La Sociedad Abakuá tiene su origen en la Sociedad Ekpe (o Egbo) del sureste de Nigeria y su limítrofe Camerún, que adoran al leopardo. De hecho, Fernando Ortiz y Teodoro Díaz Fabelo consideran que ekpe se pronuncia muy parecido a ekue (el tambor sagrado y secreto de los Abakuá) y que significan lo mismo (leopardo). En Cuba surgen a partir del cabildo carabalí bríkamo, que da autorización para la creación de Efik Butón, la primera entidad Abakuá en la Isla, integrada por negros descendientes de estos de “nación”, pero criollos. De hecho, se dice que la Sociedad Abakuá, desde sus inicios ha sido una agrupación eminentemente criolla.

Daniel A. Durán: ¿Cuáles son los atributos fundamentales que definen hoy a la sociedad Abakuá?

RTZ: El atributo o símbolo más conocido y quizá popular del fenómeno Abakuá lo es el íreme o diablito, como figura enmascarada que, desde el siglo XIX salía con sus saltos, sus cabriolas y su danza los Días de Reyes. Otros atributos que pueden ser vistos está el sese, eribó o seseribó, los itones o bastones de mando, y sobre todo, el tambor sagrado y archisecreto (por tanto, recóndito, misterioso, escondido) ekue.

DAD: ¿Quienes pueden integrar los juegos Abakuá en la actualidad? ¿Y con qué sistema de valores se orienta el Abakuá en la sociedad?

RTZ: Los hombres mayores de 21 años de edad cuyo sistema de valores cumpla con el código Abakuá: ser buen hijo, buen amigo, valiente, varonil. Requisitos comunes a cualquier otra organización de nuestros días, con la diferencia de que es exclusivamente masculina.

DAD: La sociedad Abakuá: ¿sociedad secreta o de resistencia?

RTZ: Secreta en sus inicios, porque en la época de su surgimiento (sobre la década de 1830 del siglo XIX) estaba prohibida toda reunión de negros criollos con los de nación. Por tanto, Abakuá tuvo que mantenerse subsumida, al margen de la ley. De resistencia, porque su objetivo fundamental, ayer y hoy, ha sido el de la solidaridad, y en una época colonial incluía la emancipación de los ekobios o hermanos en la religión. Todavía hoy, ante ciertos estereotipos, continúa el factor de rebeldía, de la lucha por un espacio tradicionalmente negado.

Ya no es secreta, cualquier persona, iniciada o no, hombre o mujer, puede participar en los plantes (fiestas Abakuá), sin que se le impida su entrada.

Los prejuicios todavía persisten. Si bien ha mejorado mucho la comunicación Abakuá-Estado, los templos siguen permitiéndose en los márgenes (al menos en la capital cubana), y solo existen en los municipios de Arroyo Naranjo, Marianao, San Miguel del Padrón, Regla y Guanabacoa.

Para el reconocimiento de la actividad recordatoria por los sucesos del 27 de noviembre de 1871 se necesitó mucho esfuerzo, pues al principio pocos querían reconocer la implicación de algunos Abakuá en el intento de frustrar el fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina, aun cuando la iniciativa no partió de la institución, sino del investigador Tato Quiñones y varios muchachos miembros de la cátedra Haydee Santamaría y la Asociación Hermanos Saíz. Después lo asumió el Consejo Supremo Abakuá, aunque continúan participando los iniciadores.

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DAD: ¿Qué prejuicios y estereotipos subsisten en relación con el Abakuá?

RTZ: Se considera machista a todo miembro de la hermandad, que es masculina. El machismo es un fenómeno no privativo de los Abakuá, sino de la sociedad cubana. También se le atribuye un conjunto de acciones delictivas. Cierto que Abakuá ha tenido sus sombras, pero también sus luces, solo que ha existido una construcción histórica negativa que los desfavorece, y que se irá cambiando con el tiempo. Cuando los medios opinan deliberadamente, perjudican la imagen de Abakuá. Pensemos en el Adarico de la telenovela ¡Oh!, La Habana, exhibido hace pocos años, cuyo proceder demeritó a la Sociedad con solo emitir la frase “akua embori aborokí ñangué”, lo cual delataba que era ñáñigo. La novela Príapos, de Daniel Chavarría, le hace poco favor a Nitroglicerina, uno de los personajes centrales, que va a prisión; es Abakuá y “fajarín”, aunque buena gente.

DAD: Miembros mayores piensan que el Abakuá de hoy está muy transformado…

RTZ: Uno debe suponer que para los mayores “cualquier tiempo pasado siempre fue mejor”. Cierto que algunos valores han cambiado, pero ha sido resultado de que Abakuá forma parte de una sociedad mucho mayor: la sociedad cubana, con sus cambios, transformaciones, virtudes y defectos. Es imposible pensar que un militante Abakuá de hoy será igual que hace cien o cincuenta años. Por otro lado, no creo que haya existido una época dorada para el Abakuá. Es cierto que hay crecimientos masivos en la actualidad, pero también hay que tener en cuenta que nunca como ahora estuvo abierta la práctica religiosa de origen africano. El proceso de selección de los que serán jurados, habrá que mejorarlo. En cuanto al tiempo, ahora se exige un año como mínimo antes de jurarte y sobre los 21 años de edad para hacerlo. ¿Soluciona esto el problema? No lo creo. Abakuá se nutre del “ambiente” en su inmensa mayoría, de los grupos preteridos, marginados y la respuesta ante determinados fenómenos no es la misma que la que dieran muchos otros con otra cultura, preparación e incluso, con otro espacio geográfico de sobrevivencia.

DAD: ¿Cómo es la relación del barrio y el juego Abakuá? ¿Cómo es la estructura jerárquica y normativa dentro de las sociedades?

RTZ: El barrio era el elemento vital para el Abakuá. Hoy no es tan así. Las condiciones han cambiado y con el ensanchamiento de la ciudad no siempre los iniciados de un mismo barrio pertenecen a un mismo juego, pero el barrio sigue ejerciendo una influencia extraordinaria. De hecho, existen barrios con tradición Abakuá como Jesús María, Atarés, El Canal, Pueblo Nuevo, Colón, Regla, Guanabacoa. Otros donde casi ni se conoce el fenómeno (Miramar, Jaimanita, algunas zonas del Vedado). La estructura jerárquica es igual para todos los Juegos, con un cuerpo directivo que integra el placerío (los plazas o jerarcas), los obonekues (iniciados sin cargo) y los endísimes (aspirantes).

DAD: Es conocido que las sociedades Abakuá se desarrollan fundamentalemente en La Habana y en Matanzas. ¿Qué puede decirnos sobre la diáspora de membresía Abakuá en la actualidad y la fundación de nuevos juegos?

RTZ: En 1998 se intentó llevar al Abakuá a los Estados Unidos, pero los líderes religiosos son muy celosos con eso. Por tanto, se mantiene en Cuba. Cierto que hay proliferación de nuevos Juegos, pero el fenómeno obedece a que las condiciones han cambiado. Ya no son perseguidos, ya están inscritos en el Registro Nacional de Asociaciones, ya no hay que esconderse.

En cambio, se percibe la participación Abakuá en eventos insospechados hace cinco o diez años: se celebró en el Instituto Cubano de Antropología el IV Coloquio Internacional sobre Investigaciones de las Religiones Afroamericanas, dedicado a la presencia y significado de las sociedades Ékpè y Abakuá en Cuba y América; el Centro de Investigaciones Sociorreligiosas efectuó un encuentro donde se presentaron varias ponencias sobre el tema Abakuá, incluso participaron líderes religiosos.

No solo Abakuá ha ido in crescendo. También ocurre con la Regla de Ocha, con el Palo, con las diferentes denominaciones cristianas, porque el país se ha abierto. Se estimula una cultura de respeto y, con eso, todos salimos ganando. Ahora el reto es ir cambiando la mentalidad de los Abakuá “desde adentro”, pues también es cierto que tiene sus lados oscuros, sus sombras lamentables. El Consejo Supremo, los buróes provinciales y municipales trabajan en ello, pero no es tarea fácil en una entidad que ha permanecido durante muchos años ignorada y, cuando menos, mal utilizada.

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Ceiba en el solar La California, Centro Habana. Lleva inscrita una firma Abakuá, y a sus pies una ofrenda.

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