
La campaña de José Serra ¿es en Washington o en Brasil?
Por Mark Weisbrot
Tomado de Folha de São Paulo (Brasil)
¿Qué está tratando de hacer José Serra? En su campaña para la presidencia de Brasil, él ha acusado a Bolivia de complicidad en el narcotráfico y ha criticado a Lula por tratar de mediar en la pelea de Washington con Irán, y por negarse (junto con la mayoría del resto de Suramérica) a reconocer al gobierno de Honduras, el cual fue “elegido” bajo una dictadura. Durante un tiempo no se sumó a la campaña internacional de Washington contra Venezuela, pero ahora, junto con su candidato vice presidencial Indio da Costa, se ha metido también en ese pútrido pantano al decir que Venezuela está “amparando” a las FARC (el principal grupo guerrillero que combate al gobierno colombiano).
Para que conste: a pesar de una década de acusaciones, Washington aún no ha presentado públicamente ni una pizca de evidencia de que el gobierno de Chávez realmente apoye a las FARC. La única “evidencia” de dominio público proviene de laptops y equipos de computación supuestamente capturados por los militares colombianos en su ataque al otro lado de la frontera ecuatoriana en marzo de 2008. Blogueros derechistas como Reinaldo Azevedo repiten el mito mediático de que Interpol verificó la autenticidad de estos archivos supuestamente capturados, pero el informe de Interpol no dice tal cosa. Lo único que existe es la palabra de los colombianos militares –una organización que se sabe que ha asesinado a cientos de inocentes adolescentes y los ha presentado como guerrilleros.
¿Dese realmente Serra que Brasil se enemiste con todos sus vecinos a fin de colocarse de manera desafiante en el lado equivocado de la historia? ¿Y solamente para convertirse en el mayor aliado derechista de Washington? Sí, en caso de que Serra no lo haya notado, Estados Unidos bajo el presidente Obama, así como bajo Bush, solo tiene a gobiernos derechistas como aliados en este hemisferio: Canadá, Panamá, Colombia, Chile, México. Hay una razón para esto: la política norteamericana hacia Latinoamérica no ha cambiado bajo Obama.
Hasta desde un punto de vista puramente maquiavélico –abandonar cualquier idea de ayudar a hacer de la región o del mundo un lugar mejor, la estrategia “Serra Palin” tiene poco sentido. Brasil tuvo buenas relaciones con el presidente Bush y puede tener buenas relaciones con Obama sin abandonarse a este tipo de servilismo vergonzoso. Brasil no es El Salvador, un pequeño país cuyo gobierno es chantajeado por amenazas de devolver a cientos de miles de inmigrantes residentes en Estados Unidos. Y El Salvador no ha tomado el camino que Serra ha escogido.
No es solo en Venezuela y en Bolivia que Estados Unidos gasta decenas de millones de dólares para influir en la política. En 2005, como reportó este periódico, EE.UU. financió
acciones por cambiar la ley brasileña para fortalecer la oposición al Partido de los Trabajadores. Washington tiene un gran interés en estas elecciones, ya que busca revertir los cambios que han hecho de Latinoamérica –anteriormente el “patio trasero” de Estados Unidos— más independiente de lo que ha sido jamás en su historia. José Serra cada día está aumentando ese interés.
Mark Weisbrot es co-director del Centro para la Investigación de la Economía y la Política, con sede en Washington, D.C. También es presidente de Just Foreign Policy y co-guionista del más reciente documental de Oliver Stone, Al sur de la frontera, que se exhibe actualmente en los teatros.